Cinco claves infalibles para dejar de ser empleado y convertirse en empresario
Si algo podemos aprender de la historia, es que cuando una persona está determinada a triunfar, esta de una u otra forma lo logra. Es por ello que me gustaría considerar el caso de uno de los grandes capitanes de la industria del siglo XIX, historia que tiene vigencia aún en nuestros días. Hijo de un tejedor, emigró junto con su familia a los Estados Unidos en 1848 a los 13 años de edad. Ese año tuvo su primer trabajo: se encargaba de cambiar los carretes de hilo en una fábrica de tejidos de algodón durante doce horas al día, seis días a la semana. El sábado cobraba $1.20 dólares más 80 centavos adicionales por mantener encendida una caldera. Cinco años después, consiguió un trabajó como telegrafista en la Pennsylvania Railroad Company por $4 dólares a la semana. Así comenzó este gran magnate de la industria, al igual que otros cientos de millones de personas.
Sin embargo, cincuenta años después, era considerado la segunda persona más rica de la historia, con negocios en ferrocarriles, puentes, torres y perforación de pozos petroleros. Además, había fundando una de las empresas de acero más grandes y rentables de la época. El empresario: Andrew Carnegie; la empresa: Carnegie Steel Company, vendida en una fortuna en 1901. Su legado: millones de dólares dedicados a la filantropía y la educación a través de organizaciones como Carnegie Corporation New York, Fondo Carnegie para la paz internacional y la Universidad Carnegie Mellon. ¿Cómo pasó un inmigrante escocés, sin educación y sumido en la pobreza, a ser un magnate empresarial y el segundo hombre más rico de toda la historia? ¿En que residió su éxito?

El camino del éxito en los negocios – Andrew Carnegie
En sus últimos años, Andrew Carnegie intentó transmitir sus conocimientos y visión sobre la vida, hablando frecuentemente en público sobre los temas sociales relevantes de la época. En una universidad en Pittsburg y ante un grupo de jóvenes, Carnegie expuso cuál era la fórmula que lo había llevado al éxito empresarial. Es evidente que para todos aquellos que comenzamos sin ningún capital, nuestro primer acceso a una remuneración económica es emplearse en alguna empresa. Para Carnegie no fue diferente, ya que comenzó como empleado y llegó a la cima. A continuación enunciamos los más destacado de aquel discurso:1. Llama la atención de tus jefes
Les voy a dar el secreto. En lugar de preguntarse, ¿qué es lo que debo hacer por la empresa?, debieran preguntarse, ¿qué es lo que puedo hacer por la empresa? Realizar las tareas asignadas a tiempo y hechas a conciencia está muy bien, pero el resultado en estos casos es que uno realiza las cosas tan bien que es preferible que uno las siga haciendo de manera permanente. Esta no es la forma de llegar a la cima. Aquel que esté determinado en triunfar, deberá hacer algo más que realizar correctamente sus tareas. Deberá hacer algo excepcional, inclusive más allá del alcance de su puesto o departamento, algo que LLAME LA ATENCION.
2. Rompe las reglas para salvar a los dueños
En toda la historia, no ha habido nunca un gran personaje que no haya roto las reglas o las regulaciones de rutina en pos de hacer las cosas mejor. Si no tienes aspiraciones en la vida, sólo sigue las reglas al pie de la letra. De lo contrario, no dudes en romperlas siempre y cuando, estés seguro de que los intereses de la empresa se verán altamente beneficiados y estés dispuesto a asumir la responsabilidad total de tus acciones. Nunca podrás ser socio de la compañía hasta que conozcas y domines el negocio más profundamente de lo que los propios dueños podrían.3. Dale instrucciones a tu jefe cuanto antes
Cuando la empresa esté en un profundo error, no pierdas la oportunidad de exponer al genio que llevas dentro y demostrarle lo equivocadas que están las cosas. Expón tus ideas. Demuestra que estas en lo correcto. Dile como hacer bien las cosas y logra resultados. No hay nada que le cause mejor impresión si es el tipo de jefe adecuado; de lo contrario, no es la persona con la que te conviene permanecer.