Y tu empresa… ¿es socialmente responsable?
En el ámbito de los negocios es bien sabido que «las empresas son el fiel reflejo de sus dueños». ¿Estás actuando responsablemente con tus clientes, proveedores, accionistas, trabajadores y sociedad…
Cuando Enron se declaró en bancarrota el 2 de diciembre de 2001, el mundo financiero se pasmó: ¿cómo es posible que la empresa colocada en el séptimo lugar en EEUU por sus ingresos se declarara en bancarrota? Por otra parte y toda proporción guardada, el mundo académico también se sorprendió: ¿cómo es posible que una empresa que, antes de 2001, era paradigma de alta administración, productividad y rentabilidad, pasará a ser, ahora, ejemplo de lo que no hay que hacer en la gestión empresarial? Mucha tinta se ha escrito al respecto; mucho se habló sobre cómo la condición financiera de la empresa estaba sustentada por una contabilidad creativa fraudulenta durante años; de cómo muchos de sus activos y beneficios fueron inflados o eran enteramente fraudulentos o inexistentes y mucho se habló, también, de cómo mediante el uso de transacciones financieras sofisticadas encubrieron los datos deficitarios contables. El escándalo, incluso, causó la disolución de la empresa consultora y auditora Arthur Andersen, la cual era de las más prestigiosas en su momento. Sin embargo, hubo otra consecuencia que también se ha hecho notar y que enfatizo: los empleados de Enron, muchos de los cuales tenían invertida una gran suma de dinero de su fondo de retiro y de otros ahorros en acciones de la empresa, fueron fuertemente afectados pues no solo perdieron sus trabajos sino que también enfrentaron la ruina financiera personal. Hubo, inclusive, casos documentados de empleados que, a consejo de su Presidente y Director General – que ya para entonces sabía de la debacle de la empresa – compraron más acciones “porque estaban muy baratas e iban posteriormente a subir como la espuma”. ¿Qué fue lo que falló en este emblemático caso: la falta de un buen gobierno corporativo, la falta de control por parte de las autoridades, la falta de un código de ética o la irresponsabilidad de algunos ejecutivos de la empresa?
En 2006, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) mexicano editó un Código de Mejores Prácticas Corporativas en el cual se establecen recomendaciones para un mejor gobierno corporativo de las empresas. Por otra parte, existe en México un proyecto auspiciado por la Universidad Anáhuac del Sur, la Universidad de Yale y el despacho Deloitte llamado Centro de Excelencia en Gobierno Corporativo que propugna por una modificación de la composición de los consejos de administración que mejore las relaciones entre la empresa y los terceros involucrados con ella. El denominador común de esto es la búsqueda de un modelo que permita optimizar las interrelaciones y contribuciones de los terceros involucrados con la empresa, a saber: accionistas, Consejo de Administración, clientes, trabajadores, proveedores, comunidad y gobierno lo que, de ser aplicado adecuadamente, llevará a la organización a ser una empresa socialmente responsable (ESR). En una ESR, la cultura empresarial está basada en principios de honestidad, transparencia y servicio lo que constituye el lado humano de la empresa, pone las bases para una mejora continua, puede llegar a proporcionar una ventaja competitiva y a asegurar la sustentabilidad y el éxito constante de la empresa. Una ESR fundamenta su actuar en cuatro ámbitos básicos de la responsabilidad social: calidad de vida en la empresa, vinculación e impacto con la comunidad, cuidado y prevención del medio ambiente y ética empresarial.
¿Quieren realmente considerar a las personas que trabajan en sus empresas como las piedras angulares de la organización? Establezcan a través de programas diversos de desarrollo personal y profesional, de seguridad, de medicina del trabajo, de mejoramiento de clima laboral, de integración de equipos de alto desempeño, de formación de líderes efectivos y éticos, acciones que mejoren la calidad de vida en la empresa tanto para el trabajador en forma directa, como para sus familiares en forma indirecta. ¡Eso es ser socialmente responsable para con sus colaboradores y no las declaraciones colgadas en el vano de la puerta principal!
Empresa socialmente responsable (ESR)
Iniciemos con la definición de gobierno corporativo y para esto tomemos la proporcionada en 1998 por la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCED): “El gobierno corporativo es la estructura de relaciones y sus correspondientes responsabilidades del grupo básico consistente en los accionistas, los miembros del Consejo y los gerentes designados, para una mejor desarrollo del desempeño competitivo requerido para alcanzar el objetivo primario de la corporación”.
La piedra angular de la organización
Hace ya tiempo visitaba a una empresa por primera vez. En la entrada, enmarcado en rojo brillante, estaba la leyenda: “El hombre, piedra angular de esta organización”. –“Bueno – me dije – por lo pronto no hay equidad de género porque, ¿y dónde quedó la mujer?” Me acompañaba el dueño de la compañía que me enseñó, todo ufano, lo moderna y funcional que estaba su planta y el producto que en la misma se elaboraba. A medio recorrido, movido por la urgencia de una necesidad menor, le solicité que me indicara donde quedaba un baño. “Si quieres, – me dijo – pasa al de mi oficina; le avisaré a mi secretaria”. “No – le respondí – mejor voy a uno más cercano” y en cuanto dije esto descubrí la ruta para ir al baño de los operarios, lo cual hice de inmediato. Al entrar al baño quedé pasmado (y asqueado): el baño de “las piedras angulares de la organización” consistía en letrinas….¡desbordadas! Era realmente deprimente el pensar que había personas en esa planta que se veían forzadas a utilizar dichas instalaciones. ¡Qué bárbaro, hasta las ganas se me quitaron! La anécdota sirve para ilustrar como la responsabilidad social de una empresa hacia sus trabajadores no se plasma en frases bonitas ni en declaraciones rimbombantes. La responsabilidad (o irresponsabilidad) social de la empresa hacia su gente se detecta, objetiva y tangiblemente, en las acciones que la organización lleva a cabo para mejorar la calidad de vida de su equipo humano. ¿Quieren hablar de valores, de responsabilidad social, de filosofía de trabajo, de creencias organizacionales? Háganlo a través de actos y no de palabras.